5 de junio de 2019 – Con motivo del Día Internacional del Medio Ambiente, nos gustaría dar un giro a una idea preconcebida: los centros de datos serían los principales contaminadores de la era digital.
Por supuesto, el centro de datos consume mucha energía porque utiliza el aire acondicionado para enfriar sus salas de ordenadores. Sin embargo, su impacto ambiental debe ser calificado. Parece que el sector digital es responsable del 2% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GESI Smarter 2020); y de éstas, sólo el 25% son atribuibles a los centros de datos, el resto a terminales de usuario como ordenadores, Smartphones o tablets (47%) y redes de telecomunicaciones (28%) (GreenIT.fr).
Cabe señalar también que el desarrollo de los centros de datos y, por consiguiente, el aumento de su consumo de energía, está estrechamente vinculado a la eclosión de los servicios digitales y responde a una necesidad cada vez más importante por parte de las empresas, las administraciones y los particulares.
Los centros de datos representan el primer ladrillo del edificio digital que proporciona la potencia de cálculo, el almacenamiento y las necesidades de conectividad necesarias para el despliegue de la IoT, la inteligencia artificial, las ciudades inteligentes…
Además, estos edificios apoyan la transformación digital de la economía, las administraciones y los territorios, apoyan el aumento de usos individuales y los objetos conectados y proporcionan un entorno seguro para el almacenamiento de datos que se ha convertido en un activo estratégico y soberano para el estado y las empresas.
Sin embargo, el progreso no debe desvincularse de las cuestiones medioambientales actuales y de un enfoque responsable. Todo lo contrario.
La industria de los centros de datos ha estado involucrada durante mucho tiempo en la reducción de sus impactos ambientales. El «Código de Conducta» de la Comisión Europea, un conjunto de buenas prácticas en este ámbito, fue desarrollado en cooperación con las partes interesadas del centro de datos y adoptado en 2008, antes de que concluyeran los debates sobre el Grenelle del medio ambiente.
Los esfuerzos del sector también son visibles: entre 2009 y 2016, hubo un aumento estructural de +13% en la eficiencia energética de los centros de datos, según la Comisión Europea.
En DATA4, nos comprometemos a controlar nuestro impacto medioambiental mediante el uso de tecnologías avanzadas, eficientes y energéticamente eficientes.
Durante la fase operativa, DATA4 prueba, mide y monitoriza los indicadores técnicos, energéticos y medioambientales de acuerdo con la normativa vigente; y desde enero de 2018, el equivalente al 100% del consumo de nuestros centros de datos se produce en energías renovables con una reducción del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero durante el año 2018.
También hemos desarrollado una herramienta (SMART DC) para informar a nuestros clientes sobre su consumo de energía, porque creemos que es midiendo y concienciando a nuestros clientes sobre sus impactos ambientales como podemos mejorar juntos.
Además, lejos de esa imagen de agente contaminante, el centro de datos representa un activo esencial para la transformación digital y una palanca para la transición ecológica.